Culturas prehispánicas del Ecuador como Jama Coaque.

La cultura Jama Coaque es una cultura arqueológica que se asentó en el norte de la actual Provincia de Manabí, de la República del Ecuador, con foco en el área comprendida entre los ríos Coaque y Jama, de los cuales toma su nombre. Caracterizada por un arte en cerámica profuso y detallado en sus diferentes tipos: recipientes, sellos y figuras; encontrados principalmente en contextos de montículos artificiales de tierra, con un desarrollo durante aproximadamente 2000 años, entre 355 a.C. - 1532 d.C., con una posible permanencia posterior durante el temprano período colonial del país.

Geografía


Los asentamientos de la sociedad Jama Coaque se concentraron en el norte de la actual provincia de Manabí, Ecuador, específicamente en el territorio comprendido entre los ríos Coaque, al norte, y Jama, al sur. Sin embargo, es posible encontrar vestigios más allá de estos límites naturales, tanto al norte (Cojimíes y Muisne) como al sur (Bahía de Caráquez) y al interior del litoral (Chone y Sto. Domingo de los Tsáchilas).

Los ríos señalados anteriormente nacen de la cordillera costanera formada por el choque de las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana. Las elevaciones, que pueden llegar hasta los 600 metros sobre el nivel del mar, se extienden desde Muisne en el norte, hasta el Golfo de Guayaquil, en el sur. En la parte sur, el terreno es árido, mientras que en la parte norte, donde se asentó la cultura Jama Coaque, es más húmeda por la cercanía del bosque tropical del Chocó Andino y la influencia de la corriente marina cálida de El Niño.

Ocupación Jama Coaque:

La ocupación Jama Coaque se caracteriza por atravesar los períodos antes mencionados. Por esta razón se suele diferencias entre Jama Coaque I (fase Muchique 1) y Jama Coaque II (fases Muchique 2-4). Adicionalmente, se piensa que el grupo humano llamado como Campaces en algunas crónicas de conquistadores pertenecerían a Jama Coaque, permaneciendo hasta los inicios de la conquista española en el Ecuador4​. Consecuentemente, la ocupación Jama Coaque en el Ecuador se puede resumir de la siguiente manera:

Cronología Jama Coaque

Cultura Material:

La expresividad artística que tiene la cultura material Jama Coaque ha quedado registrada desde las primeras exploraciones e investigaciones que se realizaron en el norte de Manabí. Marshall Saville, ya en 1907, reporta con descripciones detalladas el material recolectado de sus investigaciones en la provincia, donde destacan las representaciones animales y humanas, tanto en piedra como en metal y, principalmente cerámica. En este material se pueden encontrar con frecuencia estas representaciones en ollas, platos, vasos, cuencos, entre otros artefactos. Sin embargo, las representaciones en sí de figuras son las más ricas por su iconografía; dentro de las cuales se destacan pre eminentemente, las figuras humanas.

Figuras humanas:

El rasgo más relevante del arte plástico Jama Coaque es la abundancia de representaciones de seres humanos, a diferencia de su vecina del norte, la cultura La Tolita, que muestra más representaciones híbridas entre humanos y animales. La predilección de Jama Coaque por las representación humana se potencia con el detalle en su elaboración, fácilmente notable en los dedos de manos y pies de las figuras. Su ornamentación e indumentaria tampoco escapa a esta minuciosidad de elaboración. Tanto las figuras humanas como sus adornos fueron elaborados mediante moldes de manera independiente, provocando que, en muchos casos, narigueras o aretes se puedan desmontar de la figura sin ningún problema5​. Un rasgo importante a señalar es que, pese a los complicados vestidos y atavíos de las representaciones, siempre se va a identificar que se trata de un personaje antropomorfo que viste esta indumentaria, descartando que se trate de representaciones híbridas.




Origen e historia:

La cultura Jama-Coaque habitó las tierras ecuatorianas desde el año 350 a. C. hasta el año 1531 de nuestra era. Por esta razón, su historia se divide en dos períodos: al primero se le denomina como “desarrollo regional”, puesto que abarca el período de extensión territorial  de esta cultura. Está delimitado desde el año 350 a. C. hasta el 400 d. C.El segundo período se denomina “período de integración”, puesto que en este momento las comunidades ya estaban asentadas e integradas. Dicha fase abarcó desde el año 400 d. C. hasta el 1532 d. C. La historia de los Jama-Coaque se desarrolló junto con la cultura de los Tumaco-Tolita,  puesto que se encontraban ubicados en zonas muy cercanas. Por esta razón, ambas culturas comparten varios rasgos en común, como la creencia en las mismas deidades y la misma organización social.

Características generales:

Algunas investigaciones realizadas cerca del valle del río Jama permitieron establecer que el lugar donde se ubicaron los Jama-Coaque fue un notable centro administrativo y especialmente ceremonial. El centro de esta civilización ocupó una gran cantidad de territorio, pues se calcula que dominaron aproximadamente 40 hectáreas. Además, se considera que esta cultura realizó monumentales trabajos arquitectónicos con la intención de utilizarlos con fines religiosos y festivos.Del mismo modo, su alta densidad en “lugares satélites” permite señalar que los Jama-Coaque constituyeron una población no solo residencial, sino también altamente estratificada. La sociedad Jama-Coaque estuvo constituida por diferentes rubros puesto que, a través de las figuras halladas, se pudo establecer que cada persona tenía el deber de desempeñar un papel en específico para así contribuir con la sociedad. Gracias a esto se pueden encontrar cerámicas que representan músicos, agricultores, orfebres, danzantes, cazadores, guerreros y chamanes. Uno de los primeros cronistas de la Colonia que habló sobre la cultura Jama-Coaque fue Miguel de Estete, quien se impresionó por las cuatrocientas casas que encontró a su paso. A pesar de que le asombró la insalubridad del lugar, también quedó maravillado por el oro y las esmeraldas que ahí se encontraban.

Las “cabezas trofeo” como rasgo cultural de los Jama-Coaque.

Al sur de La Tolita fueron encontradas un conjunto de pequeñas cabezas humanas correspondientes a los Jama-Coaque, las cuales eran utilizadas para funciones rituales. Se les llama “cabezas trofeo” porque estas eran entregadas al vencedor en las diferentes luchas intertribales. Según los arqueólogos e historiadores, se sabe que estas culturas indígenas llevaban a cabo luchas rituales entre diferentes comunidades, ya que estas cabezas encontradas eran muy variadas en cuanto a la forma: algunos rostros tenían deformaciones craneales, mientras que otros poseían inmensos tocados sin ninguna modificación ósea. Se puede establecer entonces que en la cultura Jama-Coaque existieron dos etnias de procedencia distinta que, al chocar entre sí, plasmaron la trifulca en la recolección de cráneos, obsequiándoselos posteriormente al vencedor. Algunas cabecitas carecen de la deformación fronto-occipital; sin embargo, solo el guerrero victorioso posee la deformación craneal. Otra característica de las cabecitas trofeo es que están adornadas generalmente con grupos escultóricos de rasgos felinos, lo que presupone un nexo mágico y ritual con los enfrentamientos entre las diferentes tribus de la zona.


Cultura Valdivia:
Valdivia fue una cultura arqueológica precolombina que se desarrolló durante el Periodo Formativo Temprano, concretamente desde el 4400 al 1450 ANE. Esta cultura ocupó las tierras bajas de la costa oeste de Ecuador. El territorio que actualmente correspondería a las provincias de Guayas, Isla Puná, Los Ríos, Manabí y El Oro.

Historia:

Desde su descubrimiento a mediados del siglo XX, la cultura Valdivia ha supuesto un enigma para los arqueólogos, que han centrado toda su atención en los orígenes de la cerámica americana.

Los yacimientos valdivianos comprendieron en un principio hasta seis sitios, aumentando el número en los años posteriores.

Actualmente se encuentran en una región semi - árida, lo que ha permitido su estado de conservación.

El primer sitio descubierto fue Punta Arenas de Posorja , en 1956. A pesar de que los restos que encontraron estaban bastante erosionados, el descubrimiento permitió ubicar a esta cultura en el periodo Formativo Temprano. 

La forma de asentamiento estaba organizada en torno a una plaza central donde se localizaban las unidades cívico - ceremoniales.

El periodo en el que se ha considerado que hubo una mayor densidad demográfica corresponde a los años 2425 - 2250 ANE donde se calcula que pudieron habitar entre 1500 y 3000 personas.

El desarrollo de la cultura valdiviana dio paso en la misma región a las culturas Machalilla y Chorrera, y muchos de sus elementos culturales, como la cerámica, se difundieron rápidamente hacia las áreas vecinas.

Religión:

Venus

No se sabe con certeza a qué dioses les rendían culto, pero sí se sabe que las mujeres eran muy importantes en la organización política y religiosa de la cultura Valdivia, esto a su vez explica por qué la mayoría de su arte en cerámica se basaba en formas femeninas y que estuviesen tan relacionadas con la fertilidad.

Organización Política:

Como el resto de las sociedades de la época, la cultura valdiviana tendría una organización de tipo tribal. Regulaban su vida a través de relaciones de reciprocidad y lazos de parentesco, que aseguraban la supervivencia del grupo. Es posible que contaran con jefes y especialistas en las relaciones con la esfera sobrenatural.

Un buen resumen de la arquitectura formativa y de los poblados tempranos que puede ser de interés para el lector fue escrito hace pocos años por Echeverría (1998). La presencia de entierros debajo del piso arcilloso de las chozas residenciales es bastante característico de muchas sociedades agrícolas. En efecto, los entierros sirven como títulos de propiedad que indican cual linaje es dueño de la propiedad. Quizás los valdivianos hacían lo mismo. En muchas sociedades agrícolas en este nivel de desarrollo en el mundo, la propiedad pertenece a las mujeres y los linajes se definen por el lado femenino ("sociedad matrilineal"). La presencia de una "matriarca" en entierro muy especial en el montículo del osario de Real Alto posiblemente refleje una organización matrilineal para la cultura valdiviana.

Este mismo entierro sugiere algo más que un simple sistema matrilineal, porque esta mujer recibió atención muy especial. Primero, su tumba fue recubierta por piedras de moler. Luego, a los pies fue enterrado un hombre degollado y descuartizado, evidencia de un posible sacrificio en honor a la mujer. Tercero, hay evidencia de siete entierros secundarios en la misma tumba, probablemente realizados durante distintos ritos posteriores. Otro dato interesante sobre el osario es la presencia de entierros de niños en lo que parece ser recinto muy especial.

Arte:

Cerámica valdiviana en fase de reconstrucción.

La cultura Valdivia destaca por ser uno de los posibles orígenes de la producción de cerámica en América del Sur (Barroso 2014) pero también destacan los trabajos en otro tipo de materiales.

Hay que mencionar los punzones elaborados a partir de las espinas de aletas de pescado, las conchas labradas, en especial las de las especies de Spondylus, Mactrella clisia y Dosinia dunkeri y el trabajo en material lítico.2

La piedra labrada constituye un testimonio muy útil para el estudio de la fabricación de herramientas. Entre las herramientas líticas halladas en este yacimiento son destacables los cuchillos de lasca, los núcleos, los machacadores, metates, pulidores, pesos para pescar y raspadores.2

El material rocoso de Valdivia está compuesto por arcilla endurecida, pizarra arcillosa y conglomerado de arenisca, por lo que el resto de clases de roca que se han encontrado ( cuarcita, calcedonia, cuarzo o jaspe) probablemente hayan sido traídas por los pobladores de un lugar externo.2

La cerámica de la Cultura Valdivia fue clasificada en catorce tipos diferentes: San Pablo Ordinario, Valdivia Ordinario, Valdivia Pulido, Valdivia Pulido en Líneas, Valdivia Rojo Pulido, Valdivia Tiras Sobrepuestas, Valdivia Inciso Línea Ancha, Valdivia Brochado, Valdivia Exciso, Valdivia Inciso Línea Fina, Valdivia Inciso, Valdivia Modelado, Valdivia Pulido con Guijarro y Valdivia Punteado.

Morteros:

Los morteros en forma de felinos, monos y loros servían para pulverizar sustancias medicinales y alucinógenas, la hoja de coca con la cal eran los elementos más utilizados. Figuran entre la parafernalia de antiguos ritos de transformación religiosa facilitada por el uso de plantas de poder.

Los morteros, caracterizados por tener un recipiente cóncavo, fueron utilizados para moler alimentos, preparar pigmentos o colorantes, medicinas o veneno, para sus actividades de cacería o magia. A su función frecuentemente añadieron elementos artísticos ornamentales.

Las figurillas femeninas de la Cultura Valdivia:

Venus de Valdivia

Las figuras de Valdivia fueron producidas en un periodo de tiempo que comprende los años 4400 y 1500 ANE. Se trata de representaciones femeninas realizadas en piedra durante las primeras fases y, posteriormente en arcilla.1

Tradicionalmente estas figurillas han sido conocidas como "Venus de Valdivia", sin embargo recientemente la academia está cuestionando esta designación ya que el llamarle "Venus" atribuye a estas representaciones figurativas un significado meramente sexual.4

Las figuras de piedra evolucionaron desde piezas aplanadas a guijarros elipsoidales que permitían un aumento de la capacidad para esculpir con mayor fidelidad la complejidad de los órganos sexuales.51

En estas primeras fases, no se han encontrado figuras que representen la gestación, el parto o una madre sujetando a criatura alguna en los brazos.



Cultura:

La cerámica valdivia es una de las más antiguas de las Américas. Cerámica valdivia en el Museo de La Plata (Argentina).
Mortero, Jaguar Valdivia, Costa Sur (4000 a. C. a 1500 a. C.).
Mortero, Loro Valdivia, Costa Sur (4000 a. C. a 1500 a. C.).

Los restos de la cultura Valdivia fueron descubiertos en 1956 en la costa occidental del Ecuador por el arqueólogo ecuatoriano Emilio Estrada, quien continuó estudiando esta cultura. Los arqueólogos estadounidenses Clifford Evans y Betty Meggers se unieron a él a principios de la década de 1960 en el estudio del sitio tipo.

Los Valdivia vivían en una comunidad que construía sus casas en un círculo u óvalo alrededor de una plaza central. Se creía que tenían una cultura relativamente igualitaria de personas sedentarias que vivían principalmente de la pesca, aunque hacían algo de cultivo y ocasionalmente cazaban ciervos para complementar su dieta. A partir de los restos arqueológicos que se han encontrado, se ha determinado que Valdiciano cultivaba maíz, frijoles, calabaza, yuca, chiles y plantas de algodón. Este último fue procesado, hilado y tejido para hacer ropa.

La cerámica valdivia, fechada en el año 2700 a. C., inicialmente era áspera y práctica, pero se volvió espléndida, delicada y grande con el tiempo. Generalmente usaban colores rojo y gris, y la cerámica de color rojo oscuro pulido es característica del período Valdivia. En sus obras de cerámica y piedra, la cultura Valdivia muestra una progresión de las obras más sencillas a mucho más complicadas.

La pieza de Valdivia es la"Venus"de Valdivia: figuras cerámicas femeninas. La "Venus" de Valdivia probablemente representaba a personas reales, ya que cada estatuilla es individual y única, como se expresa en los peinados. Las figuras se hicieron uniendo dos rollos de arcilla, dejando la parte inferior separada como patas y haciendo el cuerpo y la cabeza de la parte superior. Los brazos eran generalmente muy cortos, y en la mayoría de los casos estaban doblados hacia el pecho, sosteniendo los pechos o debajo de la barbilla.

Una exhibición de artefactos de Valdivia se encuentra en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo en Guayaquil, Ecuador.

Influencias en la cultura valdivia:

Figura femenina; 2600-1500 a. C.; cerámica; 11 x 2,9 x 1,6 cm (45x16 x 11x8 x5x8 in.); Museo de Brooklyn (Nueva York)

La fase cerámica A de la Valdivia durante mucho tiempo se pensó que era la cerámica más antigua producida por una cultura costera en América del Sur, fechada en 3000-2700 a. C. En la década de 1960, un equipo de investigadores propuso que había similitudes significativas entre los restos arqueológicos y los estilos de cerámica de Valdivia y los de la antigua cultura de Jámon,activo en este mismo período en la isla de Kysho, Japón). Compararon tanto la decoración como la forma de los vasos, señalando técnicas de increción. La cerámica de Jomon temprano a medio tenía antecedentes que databan de 10.000 años, pero el estilo de cerámica de Valdivia parecía haberse desarrollado bastante rápido. [5] En 1962 tres arqueólogos, el ecuatoriano Emilio Estrada y los estadounidenses Clifford Evans y Betty Meggers sugirieron que los pescadores japoneses habían sido volados a Ecuador en una tormenta e introdujeron sus cerámicas en Valdivia en ese momento. [6] Su teoría se basó en la idea de la difusión del estilo y las técnicas. [7]

Su concepto fue desafiado en ese momento por otros arqueólogos, quienes argumentaron que había fuertes desafíos logísticos a la idea de que los japoneses podrían haber sobrevivido a lo que habría sido casi un año y medio de viaje en canoas excavadas. Las culturas estaban separadas por una distancia de 15.000 km (8.000 millas náuticas). [5] Los investigadores argumentaron que la cerámica (y la cultura) de Valdivia se habían desarrollado de forma independiente, y esas aparentes similitudes eran el resultado simplemente de restricciones en la técnica, y una "convergencia accidental" de símbolos y estilo. [5]

Cultura Cotocollao: características, ceremonias y ubicación:


La cultura Cotocollao fue un pueblo indígena precolombino que vivió en lo que hoy en día es el valle de Quito, en Ecuador. Fueron los primeros habitantes de las montañas del país, estableciéndose allí hace aproximadamente 3.500 años y desapareciendo en el 500 a. C.Los restos arqueológicos dejados por esta cultura fueron encontrados por primera vez en el año 1974 por varios estudiantes de arqueología y su profesor Óscar Efrén. Los estudios empezaron en 1976, financiados por el Museo del Banco Central de Ecuador.
artesania cultura cotollao

Ubicación de la cultura Cotocollao:

Esta cultura vivió en la parte nororiental del volcán Pichincha, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Esta ubicación les permitió controlar variados recursos y, también, ser camino obligado en las rutas de comunicación para el intercambio de los productos de la zona.

Al igual que otras civilizaciones precolombinas, la cultura cotocollao tuvo que enfrentarse a una serie de condiciones naturales y terrenales adversas que debieron superar para una efectiva domesticación de la tierra y garantizar el sustento de la sociedad.

Cotocollao fue un territorio que tuvo fuertes vínculos con Quito mucho antes de su incorporación como sector urbano.

Era una zona rural de fácil acceso por carretera, con pastizales planos y una tierra muy productiva, razones que hicieron a la región convertirse en un área cotizada por los colonos de la época, quienes reclamaban donaciones de terrenos al rey y permiso para explotar la mano de obra indígena como parte de su pago por haber “conquistado” la tierra.

Sociedad y alimentación:

La cultura Cotocollao estaba formada principalmente por agricultores. Su principal fuente de alimentación fueron el maíz, la quinoa y los frijoles, aprovechando la gran fertilidad de los valles del volcán en el que estaban asentados.

Para complementar su dieta, se dedicaban a cazar algunos animales, como venados, conejos y ciertos tipos de aves. El medio en el que vivían les permitía llevar una vida relativamente sencilla para la época: contaban con un clima agradable, temperaturas constantes durante todo el año, dos lagunas de las que extraían agua dulce, y el suelo muy fértil.

Debido a estas características de su entorno, la cultura Cotocollao destacaba por su lado artístico y por el comercio pacífico con otras poblaciones. Gracias al intercambio de bienes, empezaron a utilizar el algodón para fabricar prendas de vestir.

Arte:

Botella de Cotocollao. Fuente: Museo del Banco Central del Ecuador / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)

Por otra parte, esta cultura destaca por la gran habilidad que mostraron sus habitantes a la hora de trabajar la cerámica. Con ella, fabricaban utensilios tanto para uso doméstico como para los actos religiosos.

La decoración de estos recipientes se considera de muy buena calidad y avanzada para la época, debido sobre todo por las innovadoras técnicas empleadas para trabajar la cerámica.

Por otra parte, la cultura Cotocollao fue también la única en utilizar la piedra pulida como herramienta de trabajo dentro de todas las culturas precolombinas de Ecuador.

Estilo de vida:

Debido a las agradables condiciones de vida ofrecidas por el valle del volcán Pichincha, los habitantes de la cultura Cotocollao no tuvieron que preocuparse demasiado por construir edificaciones resistentes. Por ello, muy pocos restos de sus edificios han llegado hasta nuestros días.

Hoy sabemos que sus casas estaban construídas con materiales biodegradables, como madera y paja, por lo que a los investigadores les fue muy difícil encontrar pruebas sobre sus características.

Los restos que se han encontrado están ubicados en la zona norte de Quito, y ocupan aproximadamente un kilómetro cuadrado; mayormente se trata de los agujeros hechos para los postes que sostenían las viviendas, ya que fueron hechos en suelo volcánico.

Por otra parte, en estas poblaciones también se han encontrado muchos restos de huesos de llamas y alpacas; pero los científicos no están seguros de si se trataba de animales domesticados por los habitantes de esta cultura, o si por el contrario eran animales salvajes a los que cazaban para comer.

Relaciones con otras culturas:

Durante la época en la que la cultura Cotocollao se estableció en las faldas del volcán Pichincha, se produjo lo que más tarde sería conocido como “periodo formativo” en Perú. En este momento histórico, varias culturas del país empezaron a asentarse de forma más permanente y a comerciar entre ellas.

Las culturas con las que más relación mantuvo la Cotocollao fueron la Machalilla y la Chorrera. Esta relación se explica sobre todo por la presencia de otra cultura, los Yumbos, que tenía un asentamiento en un punto intermedio entre las otras tres.

Este punto privilegiado permitió que la cultura Cotocallao intercambiase varios tipos de productos con otras poblaciones de la costa. Los Yumbos, que ejercían de intermediarios, eran una cultura pacífica: no se han encontrado restos de guerras o de armas en sus asentamientos.

Debido a su gran desarrollo, esta cultura creó una gran red de caminos, conocidos como las Travesías de Yumbo, que unieron a todos los habitantes de la zona. Algunos de estos caminos siguen siendo utilizados hoy en día, y permitieron la expansión de la cultura Cotocollao.

Por desgracia, todas las poblaciones que se habían asentado en esta zona se extinguieron tras la erupción del volcán Pululahua, incluída la cultura Cotocollao. Esta erupción tuvo lugar hace unos 2.500 años, momento del que datan los últimos restos de sus asentamientos.

Se cree que los supervivientes de la cultura Cotocollao emigraron en busca de un nuevo refugio y de tierras más fértiles, poniendo así punto y final a sus avances tecnológicos y artísticos.

Religión y creencias:

Observando los restos arqueológicos dejados por la cultura Cotocollao, podemos saber que sus habitantes también habían desarrollado ciertas creencias sobre el más allá. Esto puede observarse en la aparición de pequeños cementerios entre los grupos de casas; lo que parece indicar una cierta creencia sobre vida después de la muerte.

Los cementerios de la cultura Cotocollao son principalmente de dos tipos. En los más antiguos, las tumbas eran individuales, y los cadáveres se enterraban totalmente cubiertos por hojas de maíz.

En cambio, en los más actuales, los muertos reposaban en fosas comunes; los cadáveres eran colocados de forma desordenada, al parecer sin ningún patrón concreto.

Ceremonias:

A los grupos que ocupaban la zona de Cotocollao y los ríos y cordilleras aledañas a Quito se les denominó “yumbos”.

Todos los años se celebra La Fiesta de la Yumbada de Cotocollao: una costumbre que junta la tradición católica del Corpus Christi y el solsticio de verano cada 21 de junio, evento del año especialmente importante para la cultura del pueblo yumbo.

Esta fiesta ha sufrido muchos cambios, ya que los ahora organizadores de este tradicional ritual, no tienen el conocimiento suficiente de cómo se desarrollaba y en honor a qué se realizaba.

La larga historia de Cotocollao como centro de trueque precolombino, es la que atrae la atención de las y los estudiosos de la Yumbada quienes quieren entender el sentido y los orígenes del baile y sustentar lo subrayado por los participantes de hoy, cuando dicen que la Yumbada más legítima y ancestral pertenece a Cotocollao.

Pareciera que La Fiesta de la Yumbada ha creado polémica por la entre los tradicionalistas y los que festejan de las maneras más modernas, lo cierto es que, según Kingman, este ritual antiguo transformado sirve para explicar la situación del quiteño indígena moderno.

En el año 2005, un morador del barrio comentó que los yumbos de la comparsa no tienen nada que ver con los yumbos como antigua etnia del noroeste de Pichincha. Considera que es una invención de los quichua para remedar a los demás grupos.

Los participantes y líderes actuales se oponen fuertemente a esta mentira, asegurando que el baile representa una relación verdadera con sus raíces ancestrales.

Cotocollao en la actualidad

Si bien los miembros originarios de la cultura Cotocollao habitaron la región durante aproximadamente un milenio, las siguientes generaciones, aunque mantuvieron un cierto arraigo de su pasado, comenzaron a verse influenciadas por otras sociedades emergentes.

En el actual Ecuador se ha intentado recuperar la esencia de estos aborígenes y sus tradiciones. Cuando llegó la Reforma Agraria en el año 1963, al menos el 85% de la población indígena de Cotocollao trabajaba bajo varios tipos de servidumbre para las haciendas de la parroquia, según cuenta Borchart de Moreno en su libro Los Yumbos.

La región de Cotocollao hoy en día es considerada una zona urbana que mantiene algunos de sus sitios arqueológicos más importantes como un vestigio de la civilización que alguna vez habitó las mismas tierras, así como la preservación material de sus prácticas y sus creaciones, manteniendo el valor funerario que se resaltaba en sus prácticas.

En la actualidad, y tras el hallazgo de los restos arqueológicos (los primeros de los cuales fueron encontrados en 1976), la mayor parte de los restos se encuentran en un museo creado con el nombre de la cultura.











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